El arte del silencio

Encontrarse con uno mismo es volver a ser pequeño, te observas las manos, los detalles de los pies, empiezas a saborear las comidas y descubrir los sabores malos y por supuesto apreciar los buenos.


Cuanta paciencia se tiene en esos momentos en que miles de cosas te vienen a la cabeza, no estás en silencio realmente, estas en constante ruido con tu mente. No para, aceleras sin tener frenos, desespera, te sientes aturdido, aunque duermas y descanses, la cabeza va a explotar! Quieres hablar con alguien y drenar. 


Nunca había estado 10 días en ese tipo de prácticas, confieso que es fuerte pero reconfortante, se llama Vipassanna. Es una meditación en la cual estas sin hablar un tiempo trabajando la concentración de la mente y la quietud de tu cuerpo, el dolor es algo del que se tiene que acostumbrar y así se lleva como ejemplo para la vida, enfrentando los problemas sin esquivarlos porque producen preocupación, pena y desaniman.


Por un momento pensé que no aguantaría, al séptimo día quería gritar, ya me molestaba el estricto horario para meditar desde las 4 a.m hasta las 9.30 p.m es decir 12 horas diarias meditando, no quise sacar la cuenta para no aterrarme, quería escribir y no estaba permitido, sin celular para hablar o chatear con alguien, fue una desintoxicación del estrés cotidiano.


Lo mejor de todo es cuando pasan la cantidad de días completos y puedes hablar, se siente una emoción espectacular, tal que el corazón quiere salir a contarlo todo, claro, después de estar tan aislado es sentir la Opera de Pavarotti, Figaro y uno es el maestro llevando la orquesta. Y sin contar con el descuido que se tiene al pensar en voz alta "Como que los pantalones me quedan flojos, yo sabia que la comida vegetariana haría efecto" y te das cuenta que la cara de la gente cambio
cuando empezó a hablar se les iluminaba el rostro, personas que parecían ser feas por lo seria, hablaban y se veían lo hermosas que son. 


La experiencia me dejo mucho aprendizaje que todavía asimilo, mucha información para poner en practica. Salí de allí con dolor de cabeza por el ruido de las carros, la gente, la ciudad, estuve mareada los primeros días sin querer ver a nadie, es algo normal, poco a poco vuelves a la normalidad pero sabiendo que todo lo ves con otra óptica, todo cambia una vez que conoces este arte. Lo recomiendo. 

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