Lidiamos con vagabundos

Si cada uno de ustedes les dan la elección de irse a vivir a otro país que no sea Venezuela, ¿Lo harían? ¿Dejarían todo para empezar de nuevo?. Es muy fácil pensar en solucionar todo escapando de la realidad y no enfrentarla. Me he dado cuenta todo éste tiempo que no tenemos identidad. Sin ofender a los patriotas verdaderos, pues sí quieren al país como lo maravilloso que es.
La mera realidad, un vagabundo recorre las calles sin rumbo, solos o con familia. Por lo menos en Argentina se conocen como ciruja, a los que recolectan basura o la revuelven en busca de algo útil (acto de cirujear). En general son hombres adultos o ancianos. El término ciruja proviene del lunfardo. Vagabundo se utiliza erróneamente para definir a personas sin hogar.
En la India los vagabundos son venerados y respetados por la población, como renunciantes de la vida mundana los Sadhu deambulan por las ciudades o los bosques en búsqueda de la liberación. En Suiza hay personas normales que gustan vivir en las calles y el gobierno las mantiene. Sencillamente para ellos es una manera de vivir, aunque no sean las mejores condiciones.
Por ello también pasaré por alto aquellos casos de gente tan “normal” como cualquiera, de personas obligadas por las circunstancias a vivir en la calle. Todos somos susceptibles de acabar convertidos en sin techo, basta que una serie de circunstancias penosas nos arrebaten temporalmente de todo lo que formaba una aparente seguridad. Entre los vagabundos de vocación también hay que diferenciar entre los más o menos cuerdos (gente inconsciente que se mueve entre delirios y varias paranoias).
Si lo toman como reflexión, no es honesto decir que amas a tu país cuando netamente quieren huir. En la vida hay dos caminos, está el trabajoso y el inesperado. Alguno de los dos está lleno de bendiciones que a cada persona les toca o de lo contrario de pequeñas travesías que costarán pasarlas. Si bien la idea de ser vagabundos no es tan mala, ha ayudado a despertar esa preocupación por buscar quiénes somos y ha dado el entusiasmo para seguir adelante. No hace falta escapar para engrandecer lo que tenemos dentro de nosotros. Muchos homeless te necesitan, no le permitas al desadaptado, apoderarse de lo que tienes. Defiende lo tuyo y verás poco a poco sus recompensas.


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